Saber la fecha en que nacerá el bebé, la posición y las posibles complicaciones del parto son algunos de los primeros pensamientos de las embarazadas. Prepararse para el parto es cuestión de informarse y por eso hoy vamos a tratar el tema de los partos prematuros.
Se considera parto prematuro aquel que se produce antes de las 37
semanas de amenorrea y en Occidente esta circunstancia se da entre el 4 y
el 11% de los partos.
Un embarazo normal dura aproximadamente 41 semanas, de las cuales las
últimas ocho son en las que el bebé experimenta su mayor desarrollo.
Digamos que en las 24 primeras semanas, el feto adquiere 1/3 de su peso
total, mientras que en las ocho últimas gana los 2/3 restantes. Por lo
tanto, un bebé prematuro tiene muchos más riesgos de sufrir anomalías
que un bebé que haya terminado su desarrollo en el vientre de la madre.
Aunque no existe una causa específica para tener un bebé prematuro, sí
se pueden establecer unos parámetros comunes desde el punto de vista
materno.
Podemos enumerar como causa de prematuridad la edad materna inferior a los 18 años o superior a los 40, historia previa de parto prematuro, factores uterinos (incompetencia cervical, miomas, malformaciones uterinas), rotura prematura de la bolsa secundaria e infecciones vaginales.
Dificultades para el bebé prematuro
El problema principal para un bebé prematuro es la dificultad para adaptarse al medio extrauterino, su bajo peso y su escaso desarrollo le hacen mucho más sensible a posibles enfermedades.
Las secuelas para el feto son tanto más graves en cuanto el parto es más
prematuro debido al grado de madurez de los órganos vitales. Si los
órganos no han llegado a desarrollarse del todo, los sistemas
respiratorio, nervioso, digestivo y renal pueden estar comprometidos. De
hecho, es bastante común que el sistema respiratorio no produzca
suficiente 'surfactante', una sustancia que facilita el intercambio de
oxígeno en los pulmones. En estos casos, el bebé necesita 'surfactante'
artificial y la ayuda de un aparato para poder respirar.
Otros cuidados especiales para el bebé
Los bebés prematuros precisan una atención especializada
y por ello necesitan la ayuda de profesionales. En muchos casos, la
madre obtiene el alta médica mucho antes que el propio bebé y, aunque es
muy dificil sobrellevar esta situación, la mamá tiene que comprender
que es absolutamente necesario.
Durante su internamiento hospitalario, el bebé vive en una incubadora.
Esta 'cunita' está considerada el útero transitorio del bebé, donde se
crea un ambiente similar al de la madre, con una temperatura constante
de 30º y una humedad del 80 ó 90%.
El alimento que sustenta al bebé es la propia leche materna. Cuando los
pequeños no son capaces de obtenerla por sí mismos, se le administra a
través de una sonda naso-gástrica. Como ingieren pocas cantidades, su
curva de crecimiento es más lenta que la de un bebé normal pero antes
que mirar el peso que van adquiriendo, es más importante fijarnos en el
tono muscular y valorar la capacidad de reacción ante los diferentes
estímulos.
Cuando el bebé pueda respirar sin ayuda, no necesite el calor de la
incubadora, pueda alimentarse por sí mismo y no existan otros problemas,
podremos llevarle a casa. Obviamente tendremos que tener especial
cuidado para evitar posibles contagios, mantener una temperatura
constante y una higiene completa ayudarán a crecer sano a nuestro bebé.
Con información de hola.com
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