miércoles, 16 de marzo de 2011

El cólico en los bebés...


Este es uno de los temas más frecuentes en los bebés, los cólicos se presentan en los pequeños debido a la inmadurez de su aparato digestivo y en otras ocasiones a otras causas: imposibilidad de sacar los gases, problemas para evacuar, alimentación de la madre (en caso de lactancia) etc.

Cuando un bebé llora por más de 3 horas seguidas 3 ó 4 veces por semana podemos hablar de la presencia de cólicos. Para prevenir los cólicos hay algunas estrategias y para conseguir calmarlos también.

Si observas que tu bebé tiene estos síntomas puede tener cólico:
  • Llora mucho y por tiempo prolongado, casi siempre después de comer.
  • Dobla las piernitas.
  • Arquea un poco la espalda.
  • Pone rictus de dolor.
En caso de que estos y otros síntomas se presenten y que, en la experiencia de ser mamá irás detectando, es necesario tratarlos como cólico.

Hay algunas estrategias para tratar de calmar a nuestros pequeños, te las comparto:


Revisa su mamila.

Si alimentas a tu bebé con un biberón, es importante que te asegures de que éste no está contribuyendo a que trague demasiado aire. Cuanto más aire trague mientras se alimenta, más probable es que tenga problemas estomacales.

El agujero de la tetina no debe ser demasiado pequeño, porque esto podría frustrarle y hacerle tragar con más ansiedad, ni demasiado grande, porque el líquido podría bajar en cantidades excesivas.

Mantén a tu bebé erguido mientras lo alimentas.
Trata de mantener a tu bebé más derechito cuando lo alimentes para que la fórmula o la leche materna bajen más directamente a su pancita.

Elimina las comidas ansiosas.
Dale de comer a tu bebé antes de que tenga mucha hambre. Si está llorando a gritos porque está muy hambriento, es más probable que trague aire junto con la leche. Trata de darle de comer en un ambiente tranquilo.


Hazle eructar a menudo.
Los eructos eliminan las burbujas de aire que están atrapadas en la pancita de tu bebé. No esperes hasta que haya terminado de comer para sacarle el aire. Trata de hacerlo eructar cuando cambies de pecho o cada pocos minutos si lo alimentas con biberón. Al darle el biberón un buen tip es hacerlo eructar después de cada onza que coma.

Adapta tu dieta si estás amamantando.
Tu bebé puede ser sensible a algo que tú comes y que pasa a través de tu leche, prueba eliminando los productos lácteos y derivados (leche, queso, yogurt, chocolate) durante un par de semanas, que es el tiempo que tarda la proteína de la leche de vaca en desaparecer de tu leche.

Si esto no funciona, puedes comprobar si las comidas picantes, los productos elaborados con trigo, las frutas secas, fresas, verduras tales como col, brócoli y coliflor, ajo, cafeína y alcohol tienen algún efecto. Para detectar si alguno de estos alimentos está afectando a tu bebé, evítalos todos durante algunos días. Si tu bebé se pone mejor, reincorpora un alimento solamente y después de unos días incorpora otro. Si tu bebé empieza a mostrarse molesto nuevamente después de que empieces a comer un determinado alimento, habrás descubierto la causa del cólico.

Pregunta si puedes cambiar la fórmula.
La leche de fórmula no suele causar cólico, pero si tu bebé lo padece, vale la pena probar con un cambio de marca. Consulta con tu pediatra si puedes usar una fórmula que no contenga la proteína presente en la leche de vaca.

Dale un masaje a tu bebé.
Un masaje suave en la pancita puede ayudar a que salga el gas o, por lo menos, puede hacer que el estómago de su bebé y su estado de ánimo mejoren. También puedes poner a tu bebé boca abajo sobre tus rodillas y frotarle la espalda. A veces esto ayuda a relajar la presión excesiva que siente en el estómago. Otra opción es ponerlo boca arriba y hacer lentamente como si anduviera en bicicleta con sus piernitas, de esta forma eliminará los gases por el recto.

Muévelo.
A los bebés les tranquiliza moverse suavemente, así que usa una mecedora, un columpio de bebé o un asiento vibrador. Posiblemente prefiera estar cerca de tu pecho y del latido de tu corazón, esa posición les fascina.

Prueba a cambiar de ambiente.
Si estás adentro, sal a dar un paseo, sea con tu bebé en la carreola, la cangurera o una mochila frontal. Ver, oler y oír cosas nuevas puede distraer a tu bebé y quizás se quede dormido. Por otro lado, si has estado toda la mañana afuera con tu bebé, quizás necesita un rato tranquilo en casa.

¡Silencio!
Aunque a algunos bebés les gusta el movimiento, el ruido y la actividad, otros responden mejor al silencio, la quietud y la oscuridad.

Envuélvelo.
Piensa en lo apretadito que estaba tu bebé en el útero antes de nacer, y te harás a la idea de lo grande que el mundo puede parecerle ahora. Envolver a un bebé apretadito en una manta ligera o una sábana, puede hacerle sentir más seguro. Puedes envolverlo durante las comidas si le cuesta concentrarse en comer, o justo antes de que empiece su periodo habitual de cólico y llantos, o antes de ponerlo a dormir.

No solamente puede ayudarlo a dormirse, sino también a permanecer dormido. Los investigadores han descubierto que los bebés que están envueltos duermen más profundamente que los que no los están. Esto es porque como los bebés se estremecen y menean durante el sueño, sus propios movimientos pueden despertarlos.
Hay mantas especiales para envolver así a los pequeños.

Baña a tu bebé.
Un baño tibio en mitad de un episodio de cólico puede distraerlo y relajarlo.

Ofrécele un chupón.
Cualquier cosa que calme a tu bebé vale la pena. Para algunos bebés, succionar es el relajante ideal. Ofrécele un chupón.

Mantén una rutina.

Es importante alimentar a tu bebé siempre que tiene hambre, pero aparte de esto, una rutina fija puede ser muy reconfortante para él: mantén los baños, paseos y siestas a horas regulares. Tu bebé no está pendiente del reloj, claro está, pero nota el ritmo de sus días.

Dale sus gotas para el cólico.
Muchos pediatras aconsejan darle gotas a base de dimeticona (compuesto que combate los gases estomacales) son bastante efectivas, consulta con tu médico la marca y la dosis.


Un bebé inconsolable es un reto duro para cualquier padre. Hay veces que te pueden llegar a dar ganas de llorar a ti también. En otras ocasiones quizás no puedas conseguir que tu bebé deje de llorar, puede ser que lo que necesite justamente sea llorar, muchos niños lloran por temperamento y lo mejor que puedes hacer es respetarlo y aceptarlo.
Si esto sucede continúa cargándolo, meciéndolo y mostrándole tu amor, déjalo que llore con la tranquilidad y la seguridad de saber que es muy querido y mantén siempre la paciencia y la calma...

No hay comentarios:

Publicar un comentario